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7 noviembre, 2019Sexo Vs Vivirse en pareja
21 noviembre, 2019Fotografía tomada de hoy.com.do
El síndrome del nido vacío hace referencia a la complejidad de emociones y sentimientos negativos que se pueden dar en los padres cuando los hijos se marchan del hogar. Sentimientos de tristeza, abandono, soledad, irritabilidad, inutilidad, hasta la pérdida del sentido de la vida. Este fenómeno está atravesado por el contexto sociocultural y por la dinámica en la trama vincular de la pareja y familia.
Este síndrome se desarrolla en la etapa de contracción del ciclo vital de la familia, en la fase de la independencia y partida de los hijos: los hijos se apartan de la casa en pos del desarrollo personal, la madurez sexual, la independencia económica y el fortalecimiento de la personalidad. Y, cuando ello acontece, los padres quedan frente a frente mirándose de nuevo y confrontándose con el espacio de la “pareja” y con lo que se ha dado en llamar: el síndrome del nido vacío.
En ese momento, una reacción posible sería la de sentir que ya se cumplió la misión de darles educación, crianza, casa, comida y mucho más a los hijos. Y los padres y madres, ya maduros o quizá ancianos, pueden tener más tiempo para ellos o darse algún gustito postergado a lo largo de décadas, por la prioridad de asistir a los hijos. Pero el sentimiento puede ser más complejo. “Cuando la crianza de los hijos es el único proyecto vital de la mujer o el hombre y cuando hay dificultades en el acompañamiento, en la evolución de los hijos, la ida del hogar irrumpe sorpresivamente, como un acto de abandono” (Graciela Hernández, “Las cosas del vivir”).
Este síndrome puede ocurrir en forma simultánea con la aparición de la menopausia en la mujer o andropausia en el hombre y también con el acercamiento a la edad jubilatoria. La expresión “síndrome del nido vacío” fue acuñada en la década de 1970 por Rose Oliver y hacía referencia al sentimiento de soledad y abandono que experimentaba la mujer que se dedicó con exclusividad a la crianza de los hijos y a ser ama de casa. “En la actualidad, la identidad de la mujer no está cimentada solo en la maternidad: ejerce diversos roles que compatibiliza con su función materna, y tiene más recursos para afrontar el síndrome del nido vacío y reducir su impacto”. Además, la crianza de los hijos es asumida hoy en forma más equilibrada por madre y padre, por lo tanto, si bien el síndrome predomina en mujeres también se da en hombres.
Virginia Woolf propone que es clave que sepamos que en la vida contamos con nosotros mismos y que es importante buscar, recordar, reconectar, con las cosas que nos gustan, que disfrutamos hacer y que re-diseñemos nuestros cuarto propio porque el de los hijos ya no será más su cuarto.
En este paradigma, el vínculo de pareja tiene sentido en sí mismo, no sólo como roles parentales.
Síntomas y señales
Los síntomas que pueden aparecer en la madre o el padre deben coincidir con la ida del hogar de los hijos: sentimientos de tristeza, soledad, abandono, inutilidad, trastornos del sueño, irritabilidad o somatizaciones, esto es cuando el cuerpo expresa las palabras no dichas. La ida del hogar de los hijos suele ser un momento de crisis en la pareja, sobre todo si se privilegiaron los roles maternos y paternos en desmedro de la relación de pareja.
“Esta crisis puede verse como peligro, la pareja siente que ha dejado de tener su función exclusiva, experimentan la sensación de abandono de los hijos, que parten a hacer su propia vida y los dejan en un estado de soledad, pudiendo producir desencuentro en la pareja, donde se ve desgastado el vínculo amoroso”, describen los expertos. No obstante, puede tomarse este momento de soledad de la pareja, como oportunidad para descubrirse y seguir creciendo como pareja revalorizando la intimidad. Cuando ellos comenzaron a relacionarse eran dos que formaron su vínculo, con deseos y proyectos, algunos explicitados y otros tácitos. La llegada de los hijos cubrió un área importante, pero no la única. Es la oportunidad de reencontrarse en la pareja, replantear la relación, establecer nuevos acuerdos, recrear, renovar, producir novedades que revitalicen el vínculo.
Recomendaciones
- Acompañar a los hijos en todo el proceso evolutivo: hacerlo brindará satisfacción al ver que pudo alcanzar sus metas, en vez de generar nostalgia por lo que dejaron de ser
- Ver la emancipación de los hijos como una etapa natural de la vida
- Sentir satisfacción de haber cumplido con uno de los objetivos propuestos: ser padre y madre
- Desarrollar intereses personales simultáneos a la crianza de los hijos
- Alimentar la relación de pareja en las otras áreas que los vinculan, además del vínculo de ser padres: sexualidad, complicidad, generar pequeños o grandes proyectos creativos juntos.
Espero te sea útil, con afecto, Yraida Moreno Luna
(CEO Fundador de Psiquexpresión, Psicólogo Clínico, Máster en Psicología Aeronáutica, Especialista en varias áreas del quehacer terapéutico: Terapia de Pareja de Pareja, Terapia de Familia, Constelaciones Familiares)